lunes, 25 de agosto de 2008

Severino Varela


Uruguayo. Delantero de Boca. Jugó 67 partidos (1943-45) y metió 43 goles, varios de palomita con su clásica boina blanca.
Próximo a cumplir 30 años, Severino Varela fue contratado por Boca. Había nacido el 14 de septiembre de 1913, en Montevideo, y el club de la ribera lo incorporó a comienzos de 1943.
Pocas veces Boca hizo una adquisición tan valiosa por un jugador cuya edad en esa época equivalía a la jubilación.
Su incorporación a Boca estuvo a punto de malograrse. El club argentino exigía un partido de prueba, pero Varela se negó rotundamente al aducir que los títulos de que venía precedido eran un aval suficiente. Había tenido una sería lesión y los dirigentes de Boca temían que reapareciera. Por ello, no se avenían a contratarlo por un año. El jugador, aconsejado por un escribano, al fin accedió.
El partido de prueba se hizo y los dirigentes que temían firmar contrato por un año, luego lo extendieron a tres temporadas.
Boca pagó 35.000 pesos más los pases de Emeal y Laferrara para rescatarlo de su declinación tras la gloria acumulada en Peñarol y la celeste uruguaya.
Su primer contrato fue tan exiguo que debió seguir de lunes a viernes con su trabajo de oficinista en la telefónica uruguaya. Y se entrenaba corriendo por las playas del centro.
De lunes a viernes, estaba en Montevideo. Y el sábado se tomaba el vapor para jugar el domingo. Con su infaltable boina blanca, el uruguayo Varela hizo delirar a la gente de Boca. Llegó en el momento justo al lugar preciso. Eran tiempo de La Máquina de River que deslumbraba y ganaba. A todos, menos a Boca y a Severino. En la primera rueda, un gol suyo no alcanzó ya que Boca cayó derrotado por 3-1. Pero en la revancha, Severino le puso su sello al clásico con un golazo de palomita, tras un centro de Lucho Sosa, y un puntazo en el área tras una jugada confusa. Fue suficiente para iniciar el romance con la hinchada.
Boca fue campeón en el primer año de Severino en el club tras una lucha impresionante que recién se definió en la última fecha cuando se impuso a Ferro en Caballito. El primero de los dos goles llegó a los 35 minutos del segundo tiempo. Los hizo Jaime Sarlanga, tras una jugada sensacional de Severino. River, a pesar de vencer a Estudiantes, quedó segundo masticando bronca ya que no pudo lograr el tricampeonato (había obtenido los torneos de 1941 y 1942).
En 1944, Boca quiso asegurar la mejor forma física para Severino y le ofreció un contrato muy superior al inicial para tenerlo en exclusiva. Pero no hubo caso. Continuó aferrado a la seguridad de su puesto oficial en la telefónica avizorando su ocaso futbolero, pero volvió a salir campeón y amargando a River.
El 14 de mayo, River se puso en ventaja con un golazo de Adolfo Pedernera tras una serie de toques, pero Boca empató debido al oportunismo de Severino. En la segunda rueda se produjo el “último boinazo”. Una palomita dejó sin chance al arquero peruano José Soriano.
Boca volvió a salir campeón ese año y dio la vuelta en
cancha de River, donde fue local ante Racing, al que derrotó 3-0.
Al año siguiente Boca quiso agradecerle los servicios prestados. Se cuenta una anécdota que el jugador fue tentado por los dirigentes del club, quienes le pusieron ante sus ojos un cheque en blanco para que lo llenara con la cifra que considerara. “Yo no voy a cobrar lo que no sé si voy a merecer”, dijo Severino con la dignidad de los grandes.
Fue el año menos brillante, su viaje semanalmente a Montevideo, donde conservaba su empleo conspiró contra su rendimiento.
Jugó 22 partidos, marcó ocho goles y a los 33 años retornó a Peñarol, club en el que terminó su brillante trayectoria en 1947.

En Boca había dejado dos títulos, 43 goles señalados de esta manera: 16 de cabeza (gran cabeceador), 13 de penal (no erró ninguno) y 13 de remate. A River, cinco.

Varela fue fundamental en la obtención de los campeonatos de 1943 y 1944. El equipo base de ese inolvidable Boca bicampeón lo conformaban: Vacca; Marante y Valussi; Sosa, Lazzatti y Pescia; Boyé, Corcuera, Sarlanga, él y Sánchez.

El uruguayo dio a Boca óptimos resultados en su corto paso por el club. Está entre los diez mejores extranjeros que tuvo el xeneize en toda su historia.

Falleció el 29 de julio de 1995, a los 81 años, en Montevideo.

Dejó una leyenda que fue los goles de palomita conectados con su boina blanca. La que nadie puede olvidar.

Su campaña
Año//Jugó//Goles
1943// 24// 20
1944// 21// 15
1945// 22// 8
Total: 67// 43

Notas sobre él:

Su boina

Vs River

Participó de la vuelta olímpica de 1954

miércoles, 13 de agosto de 2008

José Luís Chilavert

Arquero. De San Lorenzo (1985-88, 122 partidos) y Vélez (1992-2000, 270 partidos, 34 goles). Jugó 392, 36 goles.

¡A Chila, lo amas o lo odias!
Ningún arquero extranjero ha tenido tanto protagonismo como el paraguayo Chilavert. Y ello por dos hechos claramente diferentes: uno, su habilidad de pegarle a la pelota, autor de goles espectaculares de tiro libres, certero ejecutor de penales, creó un estilo seguido por otros arqueros. El otro, su fuerte personalidad, tuvo enfrentamientos futbolísticos y verbales con muchos jugadores. También con árbitros, dirigentes, periodistas e hinchas.
Discutido y polémico, pero a la vez es reconocido como uno de los mejores en su puesto.


José Luis Félix Chilavert nació en Luque, Paraguay, el 27 de julio de 1965. Debutó en el fútbol grande de su país a la temprana edad de 15 años, en 1980 defendiendo los colores del Sportivo Luqueño. En 1984 fue transferido a Guaraní donde obtuvo su primer título al ser campeón de la Liga Paraguaya.
Luego de una destacada trayectoria en Paraguay, saltó al fútbol Argentino contratado por San Lorenzo en el año 1985 y se mantuvo allí hasta 1987/88.Tras un frustrado pase a River (Goycochea, que iba a San Lorenzo, se lesionó y se trabó la operación), pasó a Zaragoza de España (1988-91). Volvió a la Argentina en 1992 contratado por Vélez donde tuvo
su etapa más gloriosa.
Con la llegada de Carlos Bianchi en 1993 Vélez Sarsfield ganó una seguidilla de títulos en los que Chilavert fue una de las principales figuras, no sólo por sus atajadas decisivas sino también por sus goles y su influencia en el plantel. En el Fortín obtuvo nueve títulos.

En el 2000 se da su traspaso a Europa luego de jugar ocho años en Vélez. Pasó al Racing de Estrasburgo donde ganó la Copa de Francia.
En el 2003 es contratado por Peñarol de Uruguay donde conquistó su último título y al año siguiente volvió a Vélez para jugar la Copa Libertadores de América, sin éxito. Al finalizar la Copa anunció su retiro.

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